miércoles, 24 de abril de 2013

No sabemos ya que inventar

El paro generalizado, con el aburrimiento consiguiente, hace mella entre la juventud del país. Este puede ser el engendro velocipédico ideal para aquellos que más menosprecian su integridad física. Además se ve claramente que no es algo funcional, y si no, ¿dónde lleva este señor la alforja con la tortilla y el vino?

¿Tu bici de 5300 pavos no te sitúa en el centro de atención de tu club? 
Con unas pocas soldaduras sé el más más y todos hablarán de ti y de tu salud mental.

sábado, 2 de marzo de 2013

La PCGEPo bate el record de las dos horas

Primer evento ciclogastronómico de la temporada y gran éxito de la delegación pcgepera. Record mundial absoluto de las dos horas en la modalidad callos-vélodrome olimpique consistente en una hora comiendo callos a la riojana y otra dando vueltas en un velódromo olímpico. No tuvimos rival ya que en la primera fase de la contienda la superioridad pcgepera fue arrolladora, lo que desmoralizó de manera tal a los rivales que pocos se presentaron en el velódromo de Horta.
Los callos a pesar de no existir documentación gráfica, también eran olímpicos.
Del velódromo sí hay fotos:








viernes, 19 de octubre de 2012

Mañana salimos



      Cuando una editorial se presenta con el nombre de «Cultura Ciclista» pocas dudas quedan acerca del contenido de sus libros. En efecto, «Cultura Ciclista» es un quijotesco proyecto nacido en el 2012 de la mano de Bernat López, con el objetivo de llenar el vacío cicloliterario que existe en lengua castellana. Su primera hornada consiste en cuatro títulos, uno de los cuales es «Mañana salimos» de Jean Bobet; una lectura capaz de hacer las delicias de grandes y pequeños aficionados al deporte de las dos ruedas. 
http://www.cultura-ciclista.com/
      En «Mañana salimos» uno se sumerge en la Edad de Oro del ciclismo, los años 50, donde campaban nombres que suenan lejanos, a menudo conocidos por referencias indirectas, viejas instantáneas en blanco y negro. Estamos hablando del G4: Fausto Coppi, Louison Bobet, Hugo Koblet y Ferdi Kübler; la generación que dominó Giros , Tours, Mundiales, San Remos, Roubaix o Liejas -ahí es nada- durante casi una década. Pero «Manaña salimos» no es una crónica deportiva de esos años -o, al menos, no es sólo eso.-, sino que Jean, el hermano pequeño de Louison, relata desde una perspectiva más intima los episodios más destacados de su vida ciclista y personal. Esos que le hacen renunciar a una carrera académica como profesor universitario a cambio de correr como profesional junto a su hermano. O los mismos que, más tarde, le hacen cambiar la bici por la pluma de periodista.

     Desde sus años de amateur, Jean va desgranando los entresijos del mundillo ciclista, los personajes que por allí pululan: masajistas, managers, compañeros, periodistas. Su carrera y la de su hermano son los elementos más importantes del libro, pero también hay sitio para capítulos sueltos en los que reflexionar sobre asuntos tan actuales como el dopaje, o las dificultades para conseguir una unión entre los corredores. Especialmente hermosas y evocadoras resultan las páginas dedicadas a la voluptuosidad experimentada al andar en bici (Algo delicado, íntimo y efímero (...) puro júbilo).

Louison Bobet.  Case Deserte, Izoard
     Y después están las carreras, la intensidad con la que Jean habla de la Roubaix (Tienes la certeza, la absoluta certeza, de que el organizador está chalado () Y mientras te dejas ir sin pedalear, te dices que el año que viene...) o las crónicas de algunas etapas: la figura inmaculada de Coppi pedaleando contra el crono; Louison Bobet cruzando en solitario la Casse Déserte, camino del Izoard,; la emboscada del equipo francés a a Charly Gaul en el Ventoux, donde todos acaban rotos; o, de nuevo, Bobet y Gaul, pero ahora en Italia, en Loreto o en el Monte Bondone, en un Giro que niguno de los dos conseguirá ganar.

      El libro se cierra con tres capítulos que tal vez sean los más emotivos. El primero de ellos, dedicado a la inevitable derrota de los que un día fueron campeones (la primera muerte) -había aparecido en escena un tal Jacques Anquetil-. Y los otros dos, en los que el relato se centra en una época ya lejana a la competición: las salidas de los domingos y las excursiones en las que reviven tiempos pasados; así como la última salida de los hermanos Bobet, antes de que Louison emprenda su última y definitiva escapada.

     En definitiva, una deliciosa lectura, sorprendente por la naturalidad de las descripciones y la sencillez del lenguaje que emplea Jean Bobet; hecho al que, indudablemente,contribuye la impecable traducción de Bernat López. Una fabulosa carta de presentación para Cultura Ciclista, que provoca expectación ante futuras entregas y tesoros por descubrir. Ojalá que así sea.