Cuando una editorial se presenta con el
nombre de «Cultura Ciclista» pocas dudas quedan acerca del contenido de sus libros. En
efecto, «Cultura Ciclista» es un quijotesco proyecto nacido en el 2012 de la mano de Bernat
López, con el objetivo de llenar el vacío cicloliterario que
existe en lengua castellana. Su primera hornada consiste en cuatro títulos, uno de los cuales es «Mañana salimos» de
Jean Bobet; una lectura capaz de hacer las delicias de grandes y pequeños aficionados al deporte de las dos ruedas.
http://www.cultura-ciclista.com/ |
En «Mañana salimos» uno
se sumerge en la Edad de Oro del ciclismo, los años 50,
donde campaban nombres que suenan lejanos, a menudo conocidos por referencias
indirectas, viejas instantáneas
en blanco y negro. Estamos hablando del G4: Fausto Coppi, Louison Bobet, Hugo
Koblet y Ferdi Kübler; la generación que dominó Giros , Tours, Mundiales, San Remos, Roubaix
o Liejas -ahí es nada- durante casi
una década. Pero «Manaña salimos» no es una crónica deportiva de esos años -o,
al menos, no es sólo eso.-, sino que Jean,
el hermano pequeño de Louison, relata
desde una perspectiva más intima los episodios más destacados de su vida ciclista y personal. Esos que le hacen
renunciar a una carrera académica
como profesor universitario a cambio de correr como profesional junto a su
hermano. O los mismos que, más
tarde, le hacen cambiar la bici por la pluma de periodista.
Desde sus años de
amateur, Jean va desgranando los entresijos del mundillo ciclista, los
personajes que por allí pululan: masajistas,
managers, compañeros, periodistas. Su
carrera y la de su hermano son los elementos más
importantes del libro, pero también hay
sitio para capítulos sueltos en los que
reflexionar sobre asuntos tan actuales como el dopaje, o las dificultades para
conseguir una unión entre los corredores.
Especialmente hermosas y evocadoras resultan las páginas dedicadas a la voluptuosidad experimentada al andar en bici
(“Algo delicado, íntimo y efímero
(...) puro júbilo”).
Louison Bobet. Case Deserte, Izoard |
Y después están las carreras, la intensidad con la que Jean habla de la Roubaix
(“Tienes la certeza, la absoluta certeza, de
que el organizador está chalado (…) Y mientras te dejas ir sin pedalear, te dices que el año que viene...”) o
las crónicas de algunas etapas: la figura
inmaculada de Coppi pedaleando contra el crono; Louison Bobet cruzando en
solitario la Casse Déserte, camino del
Izoard,; la emboscada del equipo francés a a
Charly Gaul en el Ventoux, donde todos acaban rotos; o, de nuevo, Bobet y Gaul,
pero ahora en Italia, en Loreto o en el Monte Bondone, en un Giro que niguno de
los dos conseguirá ganar.
El libro se cierra con tres capítulos que tal vez sean los más
emotivos. El primero de ellos, dedicado a la inevitable derrota de los que un día fueron campeones (“la
primera muerte”) -había aparecido en escena un tal Jacques Anquetil-. Y los otros dos,
en los que el relato se centra en una época
ya lejana a la competición: las
salidas de los domingos y las excursiones en las que reviven tiempos pasados;
así como la última
salida de los hermanos Bobet, antes de que Louison emprenda su última y definitiva escapada.
En definitiva, una deliciosa lectura,
sorprendente por la naturalidad de las descripciones y la sencillez del
lenguaje que emplea Jean Bobet; hecho al que, indudablemente,contribuye la
impecable traducción de Bernat López. Una fabulosa carta de presentación para “Cultura Ciclista”, que provoca expectación ante
futuras entregas y tesoros por descubrir. Ojalá que
así sea.
Qué bueno! a ver si me lo dejas. Y has leído el de "Inventando el ciclismo"? por lo que veo tienen nuevos libros, de Fignon y Pantani.
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