...Pasaban los ciclistas y era la marabunta. Los hoteles quedaban destrozados. No querían a los ciclistas porque había gente muy guarra. Llegaban y ensuciaban todo. Subían la bicicleta a la habitación. Se lustraban las zapatillas con las sábanas. Inundaban las duchas, el agua rebosaba por las escaleras de vez en cuando. Se llevaban lámparas y adornos en las maletas. Algunos iban preparados con berbiquíes y hacían agujeros en las puertas para espiar a las mujeres. Y hubo uno que hasta tenía un gregario para el berbiquí, y al día siguiente le hicieron pagar las puertas agujereadas. Muchos hoteles no los aceptaban y tenían que buscar pensiones de mala muerte.
La esencia permanece... solo hay que ver el post que hay mas abajo o ver a tiparracos potando vino en los labavos de las hospederias JAJAJAJA
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